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domingo, 5 de junio de 2011

DEFENDIENDO AL PEPINO ESPAÑOL CAPITULO II

La psicóloga cerró la puerta tras de sí, comenzado a recorrer la habitación. La cama desecha indicaba una partida presurosa. Agachándose, recoge la sábana arrugada acercándola a su rostro, su olor la transporta a mil batallas.
Las palabras de la dependienta del sex shop persistían, daban vueltas en su cabeza, “……….antes no vendíamos ni uno, pero desde el bloqueo es el artículo estrella”  sonrió mirando el pepino consolador que mantenía en su mano.

Así que es aquí donde comenzó todo……, murmuró en voz queda depositando el pepino sobre la mesita de noche y rehaciendo seguidamente la cama. Se desvistió de forma pausada, observando en el espejo el personaje que estaba creando. Pulsó el interruptor junto al alféizar, descorrió la cortina y se sentó en un alto taburete frente al gran ventanal.



Acababa de prender la luz roja exterior, ofreciendo su disponibilidad. Observó la calle a través del cristal, a esas horas el barrio rojo de Hamburgo comenzaba a cobrar vida, y a quitarla. Se dispuso a esperar, girándose observó nuevamente al pepino consolador. 
     

Fransasu había conseguido transportar al morillo palanquero hasta la cocina, al fondo del inmueble. El interrogatorio fue rápido pero efectivo, de los de dos orejas sin necesitar del rabo. Con la primera oreja el sujeto le dio detalles escabrosos de la operación, especialmente de la manipulación de los pepinos. 


 Algo no cuadraba. Con la segunda oreja el morillo confesó el objetivo: hundir el mercado del pepino español.descubrió su identidad. En realidad era un agente encubierto del Mosad israelí.

Fransasu, sentado en la cocina, quedó pensativo observando de cerca una de las orejas del morillo, en cuyo lóbulo perforado por un piercing destelleaba una circonita amatista. El morillo desorejado partió como alma que lleva el diablo. En cierto modo lo había conocido en aquella cocina.


House seguía en el autobús con destino a Sankt Pauli. Decidió pasar a la acción.

DH: Jola presiosas ¿noz conosemo dargo?
Morena1: Seguramente de la parroquia monaguillo, corta el rollo.
DH: ¿no pezcáis por las bóvedas en Marbella?, le dijo House utilizando la treta que nunca falla.
La morena 2 cambió su actitud indiferente, clavando unos ojos desafiantes sobre el doctor.
Morena2: Posiblemente, estuvimos un año de eramus en la Bajadilla con el Patronmenchu. ¿porqué nos sigues? Te ví en la plaza cuando te perseguía el camarero.
DH: Cagonlaleshe con er pendejo. Ze que llevái er tema y la coza etá muy odía. Tenei que compartí.

 House saca el billetero con el dinero de las dietas que le sisó al Fransasu.

La Morena 1 traslada un par de billetes de 300 de la cartera al escote.
Morena1: ¿Aquí mismo? ¿los tres?
DH: Aquí mizmito , dice House sentándose junto a ellas. A compartí shipote que laz yerbaz zon de dio.

La morena 2 saca un envoltorio de la mochila y, dándole la espalda a House, abraza a la morena 1. House queda perplejo.

DH: Cooño, er tema niña, quiero er tema.

Ambas se separan dejando a la vista el tema.




DH: Coone zi ez un pepino, shipote un pepino, cagonlá con laz piporraz
Morena1: ¿sorprendido Doctor House?
DH: Joodé la guripa ma conosío, y yo dincónnito. ¿noz jemo trompao pishorra?
Morena 2: sabemos quien eres y conocemos tu misión. A nosotras también nos manda Patronmenchu, no se fiaba de vosotros cuatro.
DH: er Patronmenshu é un crá, sa jolío lo de laz dietaz.
Morena1: Todo un crack murmura. En su rostro una sonrisa enigmática. Bajemos llegamos a nuestro destino.

Sankt Pauli es un barrio muy pero que muy singular de Hamburgo, situado junto al puerto siempre ha dispuesto de una peculiar vida nocturna, House sigue con dificultad a las muchachas adentrándose en el barrio rojo.



El edificio era similar al resto, desde las ventanas de grandes cristaleras muchachas semidesnudas se exponían a los transeúntes. La ventana de la primera planta se encontraba iluminada con una luz roja, era la señal. A House le resultó familiar el lugar.

Subieron al primer piso, entrando en el apartamento de la derecha, les extrañó que la puerta estuviese abierta.Se dirigieron a una de las habitaciones, conocían perfectamente el sitio , House, renqueante, las seguía. Aquello no le gustaba, aquello no podría salir bien.

La psicóloga se sobresaltó ante la súbita irrupción de las muchachas en su cuarto.
PS: Sois vosotras, por fín. ¿Lo habéis conseguido?
Morena1: Sí traemos el pepino, lo conseguimos.

En esos momentos House entra en la habitación. La presencia de la psicóloga le sorprende.
DH.- ¿tú? Y eztá ennúa. Rápidamente saca la cartera con el dinero de las dietas. ¿a loz amigo cuanto shosito? ¿y jun cuarteto?

House es informado, entre hostia y hostia, de la situación. Los pepinos españoles eran sustituidos por otros. Mediante la suplantación de identidad de una lumi y trabajarse a un transportista estonio, la psicóloga consiguió conocer en lugar donde almacenaban los pepinos falsos. La misión de las muchachas era conseguir uno como prueba.

Muchacha 1: Aquí tenemos la prueba, dijo sacando varios pepinos de la mochila, ahora le toca a usted House, determinar su origen y contaminantes.



El dormitorio de la portera rebullía de actividad, Guille convertido en pepino recobraba poco a poco la lucidez, lo que empeoraba la situación. La Valkiria se empleaba a fondo al objeto de enardecer a tan triste pepinillo.

Portera: uhmm, mira lo que haría con un buen pepino
G.- Jostia peaso mazo de franfurts, dijo Guille observando el nuevo alarde de la rubia.




Portera: desde el bloqueo hemos vuelto a las franfurt, añoro un buen pepino.
G.- españó se dice: añoro un buen pepino españó, coones, dijo el Guille precipitándose sobre la germana. La mente le volvía a funcionar, el cuerpo no tanto, la portera era mucha hembra y el pepino…..pues eso. La cosa se complicaba ante una portera dominante.

La mente del Guillepepino se aclaraba. No debía de pensar como un hombre debía de pensar como un pepino españó y actuar como lo haría un pepinazo hispano en estas circunstancias.

Dicho y hecho.

Nuestro pepino entró por derecho, desde la coronilla hasta allá por donde amarga. La portera quedó tensa ante tan inesperado envite. Los ojos apunto de abandonar sus órbitas. El combate cambió de signo, ahora el pepino era el dueño de la situación. Tras un par de horas la portera quedó derrengada, exhausta por la experiencia, era el momento de escapar.




G.- Cagonlá, en la vida vuelvo a probá un pepino. Pero mereció la pena, el asunto está claro pensó mientras, tras abandonar la portería, subía la escalera apresuradamente. En el rellano se decidió por una de las puertas, simplemente por estar entreabierta.


House coge uno de los pepinos prueba y sale de la habitación buscando la cocina, donde pretende hacer una serie de pruebas y experimentos. Al atravesar el pasillo, la puerta de entrada se abre de forma repentina. Por ella aparece un pepino humano corriendo, presa del pánico. House no lo piensa, su instinto de autoprotección le hace descargar un bastonazo al extraño ser.

G: joder House, habrase visto tio mas ioputa, cagonlá ya estás fumao otra vez, dice levantándose y agarrándo al doctor por el cuello. El Guille tenía un mal día

Los gritos e improperios hacen que las muchachas y la psicóloga acudan al pasillo. Pero no son las únicas. Por el otro extremo un grotesco ser aparece de la penumbra, un enorme negrazo con una albaceteña en una mano y una oreja en la otra. El lóbulo de la oreja perforado por un piercing con una circonita amatista que brillaba aún en la semioscuridad. Era Fransasu.

FIN DEL CAPITULO DOS

¿Qué sucederá?
Todo el equipo se ha juntado de nuevo, cada uno de ellos conoce el origen del problema.

Quedará desvelada la perversa maniobra alemana a nuestros pepinos. Muy, pero que muy pronto el epílogo de esta historia.

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